Este es un regalo.
Este fue un regalo.
Para mí. (Un bello regalo en un bello día)
pero ahora es un regalo
para tí
(in)fiel
"... desde ahí te asomaste a mi asomo, a mi asombro. Rompiste por un rato largo la ganada, apenas, tranquilidad que iba logrando. ¿Vas a demorar mucho en desaparecer de mi horizonte? Tu velamen me duele el ojo.
No importa. Están verdes, dijo la zorra. Es la época en que la gente europa se iba para ser gente américa. Ponele... por 1920. El muchacho en el puerto ve a los que se van para hacer mundo al otro lado del océano. La ve. Ella es perfecta, con un solo defecto involuntario. Está yéndose en el buque que está zarpando. El muchacho la ve desde la dársena. Ella lo ve atada a la baranda de estribor. Él ni siquiera trabaja allí en ese puerto. Ella ni siquiera sabe en qué ciudad terminará viaje la familia. No hay cruce de direcciones, el griterío de la gente saludando, las serpentinas, las lágrimas ajenas menores que las de ellos. Quiso la Crueldad Infinita que se vieran por primera vez y se reconocieran. Almas gemelas. Separándose para siempre después del primer minuto de haberse hallado. No pueden lanzarse los teléfonos celulares, ni papelitos con direcciones de hotmail. El mentecato de bill gates ni siquiera es carne rosadita en el planeta. Están mirándose y saben lo que sucede. Muere de ojos abiertos la historia de amor de sus vidas. ¿cómo se arregla eso? Pues no tengo ni la más puta idea. Me parece que se jodieron forever.
Ahora hagamos una mala secuela de esa estúpida escena de película clase b de boluda. Diez años después vuelven a encontrarse. Se reconocen al instante en una feria del otro continente. Uno de ellos está de paseo por las tierras del otro. No pueden creerlo. Son ellos, ¡again!, intactas las pupilas desmesuradas, el inicio de sonrisa... y el terror. Ella está rodeada de hijos propios y familia edificada. Él casi también. Y viven a millones de kilómetros de distancia sus ciudades donde sentarse a desayunar a diario. La música bobona de la feria es la peor banda sonora para esa otra despedida sin siquiera un hola. O la mejor, porque un violín muriéndose de tristeza, bien afinado en el dolor, habría hecho estallar el planeta y a toda su gente. Y los niños no son negociables. Otra vez... ni modo. Se vuelven a joder forever. La imaginación de la Crueldad Infinita no tiene límites.
Esa podría ser la historia oculta de mi tonto abuelo, si no fuera porque es sólo un divague de esta noche somnolienta y de desvelo absurdo. Mañana voy a odiarme por haberme acostado tan tarde. Nunca sabré, en caso de que fuera posible elegir, si cambiaría mi real existencia por modificar la situación del puerto de despedida o la feria macabra. Tal vez mi abuelo se habría casado con tan bella dama, y entonces hubiese sido feliz y no el amargo en que se convirtió. Y si yo nacía igual, de otros padres, tendría una bonita historia para contar, de happyend, con sangre dulce.
¿Viste las películas Antes del amanecer y su genial secuela Antes del atardecer? Before the sunrise y Before the sunset, con la divina Julie Delpy. Los yankees han hecho algunas cosas buenas, además de la cocacola. Supieron darle a mi amarga versión del encuentro desencuentro unas notas espectaculares de inteligencia, ternura y buen gusto.
Esto acaba ya mismo. Ya conozco el trámite, y las probabilidades son demasiadas contra unito sólo. Apuro el caliz, o lo derramo sin remedio sobre la mesa de operaciones. No se gestará una nueva religión, no es la última cena sino la cena de los tontos. Escríbote este grotesco mail y lo vaporizás con un buen delete. Dale, desaparecé ya, antes de acercarte más a esta playa donde vive el viejo loco que soy. Me recuerdo en el final del cuento de Bradbury, en una estación de buen tiempo, del libro Remedio para melancólicos. Dejo esas sus mismas perfectas palabras para describir lo que le pasa al aludido por dentro. "Nada. Sólo la marea que sube." Lo siento, nena. Gracias por el dolor que es saber lo raro que es todo esto. De verdad gracias y hasta siempre. "